Opinión en El Tiempo, julio 17 de 2008

La señora Vivianne Morales es sin duda uno de los figurones más desagradables, oportunistas y acomodaticios de la politiquería colombiana. En ella se unen todos los vicios y desvalores de la clase que vendió y aún explota a nuestro país: posa de constitucionalista experta de excelsas condiciones académicas, que no lo es sino apenas una cuadernícola cepillera de extrema derecha; se casó con un pastor que le enseñó las ventajas de unir fanatismo y politiquería y que le cultivó sus primeras despistadas huestes; después saltó como si nada a los brazos del ex guerrillero defensor de paramilitares Lucio y ahora, después de defender las bestialidades de Samper y de su séquito de ladrones mentirosos, regresa reencauchada para sentar cátedra tratando de disculpar los atropellos del paracouribismo. ¡Qué náusea!