De tiempo atrás los colombianos sabemos que el voto
en blanco no tiene ningún significado en la segunda vuelta presidencial.
Además, abstenerse de votar es sustraerse al único resquicio que pervive en el
sistema para cambiar al menos un poco el statu quo.
Es evidente que promover estas salidas carece de
fundamento jurídico y de realismo político.
Considero una falta grave, imperdonable, que el
sector del PDA liderado por el senador Jorge Enrique Robledo haya optado por
semejantes decisiones argumentando que se trata de coherencia.
Desde hace mucho tiempo, con mis familiares y
amigos, acompañamos electoralmente a Robledo.
Esta vez no lo haremos y además, a futuro,
reconsideraremos nuestras opciones.
Aplaudimos en cambio a Aída y a Clara, personas en
quienes reconocemos singular liderazgo y comprensión aguda del aquí y del
ahora.
La miopía política, la falta de percepción de la
coyuntura es un contrasentido peor que la incoherencia.