En lo personal le tengo mucho miedo en Internet (y en todo lo demás en la vida, hablando de comunicaciones entre humanos "hipersusceptibles" o picajosos y "pendejos") a algo que he dado en llamar el "Síndrome del Hipopótamo".
Me explico: los ríos del mediodía africano no llevan sólo agua sino material biológico por millones de toneladas que al degradarse alimenta y enriquece a muchas especies. Son una bendición de la naturaleza pero trasladan un "sancocho" de cadáveres, desechos, suciedad y barro revuelto...
Dicho de otro modo, movilizan, como arterias epulónicas, sustancias fertilizantes que provienen, entre otras cosas, de los detritus de los grandes animales que cagan en las orillas o de los especímenes semiacuáticos, precisamente como el hipopótamo.
Aquél panzón de orejitas liliputienses tiene una colita "chiquitica", desproporcionada para el tamaño hercúleo de su cuerpazo de buen vividor pero estratégicamente ubicada cerca del ano y que funciona a la manera de las aspas de un ventilador..., ¡de un ventilador que impulsa mierda!
Cuando el hipopótamo defeca, vuela mierda "pa´ todas partes", lanzada aquí y allá por su minúsculo y potente apéndice.
Así funcionan las comunicaciones ahora, sobre todo las derivadas de Internet: uno escribe algo y la gente lo copia, se lo apropia y lo envía, o simple y llanamente lo reenvía.
Es más: existe lo que se llama "copia oculta", esa herramienta que consagra con total impunidad la hipocresía, ¡qué horror!
En fin, ya no hay privacidad ni respeto. ¡Qué "jartera"!
(Entre paréntesis: ¿estamos conscientes de que tres hipopótamos - papá, mamá y bebé - escaparon de la hacienda Nápoles, el inmueble rural inmenso del extinto narcotraficante Pablo Escobar, remontaron los caños que descienden al Magdalena en el centro selvático del país y que por considerarlos peligrosos el "inmamable" ejército de Colombia asesinó hace un mes a "Pepe", el macho? ¡Qué basofia un ejército que asesina animales inocentes!)
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