La prepotencia y belicosidad del exoficial Ruiz Barrera en la última sesión de discusión del proyecto de ley sobre el fuero castrense ejemplifica de sobra la actitud negativa de los militares hacia la democracia, las instituciones, los partidos políticos progresistas, las figuras populares de renombre y la sociedad civil. ¡Ruiz es un peón de brega nada más! Su visión estrecha y repetitiva lo inhabilita de plano para cualquier diálogo profundo y civilizado. Sus ataques rastreros hacia Iván Cepeda no tienen nombre. Al final, el deslenguado y cobarde terminó insultando la memoria de Manuel Cepeda, a su hijo allí presente, a todas las personas de izquierda y a sus organizaciones, a las ONGs y hasta a los periodistas, a quienes regañó en seguida. No cabe duda que este liderzuelo de la reserva, que todavía apesta a pecueca de cuartel y que no ha abandonado su sonsonete manido y chocante así sea ahora un anciano de malas pulgas enfundado en traje civil, es de los que considera que tienen plena justificación los asesinatos, las masacres, los genocidios y las desapariciones perpetrados por la ultraderecha en medio de esta guerra sucia que aún no para. Por eso hace un año algunos lo señalaban como posible golpista. En fin, sobre el fuero militar, lo que se discute con tantísimo y sospechoso interés por los militares en estos días, habría que decir que nadie honesto necesita prerrogativas, prebendas ni tratos preferenciales si se apega al curso legal y si actúa siempre, como tanto lo cacarean los "milicos", con superioridad ética... Y que se vayan preparando los de verde porque viene la paz y con ella el adelgazamiento forzoso de las fuerzas... Se les acabó el cuarto de hora porque nunca quisieron desprenderse de la teta que representaba la guerra. Se la inventaron, la fomentaron, la engordaron para fornicar con ella y ahora, como es patente, la perdieron... ¡Ya no más señores! ¡Al menos tengan un poquito de orgullo y dignidad!
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