Creo que el "quid" de este asunto radica en fumar a la vez sólo un número reducido de marcas o variedades -dos o tres a lo sumo-. Es decir, se trata de no abrir o empezar por afán de novedad muchos paquetes o latas de tabaco, afrontando hasta su terminación cada cual para frustrar cuanto sea posible la pérdida del gusto y aroma característicos de las picaduras, proceso inevitable por el paso del tiempo y las condiciones ambientales.
Permítanme que me declare bastante escéptico frente a los métodos, a veces rebuscados, que se predican (envasado hermético en potes de vidrio o porcelana, uso de envoltorios plásticos o metálicos, humidificación con frutas o tubérculos, etc.), pues para mí siempre ha sido norma imperativa fumar picaduras frescas recientemente compradas , pues ningún truco puede garantizar plena conservación del tabaco que es un elemento natural en extremo sensible, delicado, perecedero, degradable (como todos los vegetales, verbigracia el té o las especias) y fácil de contaminarse o echarse a perder por olores, sabores y otras variables físico-químicas imposibles de manejar en nuestras residencias o lugares de trabajo.
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