Los magros resultados de las consultas intrapartidistas del 27 de septiembre de 2009 reflejan no sólo el deterioro de las conformaciones políticas colombianas sino el profundo daño que Uribe le ha infligido al sistema democrático del país.
Son demasiados los que piensan aquí que es más cómodo dejar que el Mesías haga desde palacio lo que se le antoje y que el proyecto de la "seguridad democrática" siga adelante entronizando la corrupción y el narcoparamilitarismo, llevando a los cargos principales a mediocres vendepatria y lucrándose de una guerra estúpida que alegra sólo a los gringos.
El mejor servicio que se le puede hacer a Colombia es, sin duda, derrocar a Uribe.
Es imperativo dar al traste con la estrecha visión de quienes no conciben un mundo más allá de su barriga y de sus bolsillos...
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