Partamos de algo básico ya demostrado hasta la saciedad: los acercamientos con Uribe son absolutamente estériles.
Él es un sujeto enfermizo, testarudo, pedante y monotemático a quien las razones o los argumentos de otros ni le van ni le vienen.
Hace bien el poder judicial cuando se dedica a lo propio, quiero decir a sus muchas responsabilidades, y deja de lado a este mañoso y obtuso diosesillo de la mediocridad criolla.
Lo grave del cuento es que con Juan Manuel Santos se dará la reedición de los mismos defectos en la conducción del estado colombiano...
¡Aquí no nos salva nadie!
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