El derecho, muy al contrario de lo que proclamaba el inocente Hegel, no es el desarrollo de la libertad sino el más cínico y palurdo instrumento de clase (de clase dominante, se sobreentiende). De aquí se sigue que las leyes no consagran ideales nobles, universales ni intemporales en tanto son el vulgar depurado de los intereses abyectos de quienes dominan en determinado lapso histórico.
Pero a veces, sólo a veces, las normas les juegan malas pasadas a quienes sobre ellas se apoyan para escalar y perdurar sin merecimientos.
Esto le sucedió a Uribe: recibió un patadón jurídico en donde más le duele y fue enviado a la lona por la Corte Constitucional.
Uribe no va más... Su afán insaciable de poder lo cegó, lo tornó autosuficiente y le impidió jugar con los vericuetos tinterillescos para seguir atornillado al poder.
¡Enhorabuena!, ¡estamos de plácemes!: ¡URIBE NO SIGUE!
No hay comentarios:
Publicar un comentario